miércoles, 19 de enero de 2011
Mucha gente ve la lluvia como un momento de tristeza, letargo y aflicción. Quizás un buen momento para escuchar música triste, tomar un mate con alguien y recordar o simplemente quedarse puertas adentro bufando y maldiciéndo el clima.
Para mi (y mucha gente más) es un momento de reflexión, energía pura y hasta felicidad.
Sin razón aparente, pero felicidad al fin.
Me desperté a las ocho y cuarto con un grito de mamá. Quería despertarme con el timbrazo de Niro a las once, pero le ganaron de mano.
Papá dijo que se venía una "flor de tormenta" y no pude evitar abrir los ojos y ver esa luz ténue y fría que provocan mis amigas las nubes.
Respiré ondo y dándo como excusa el ir al baño, miré por la uerta de vidrio que da a mi patio.
Y sí, tenía razón. Una buena tormenta se acercaba y no iba a perderla por dormir dos horas más.
Me tiré en la cama, esperando a que comiencen los estruendos previos, como la percusión de lo que sería una orquesta angelical.
Al notar la tardanza, prendí mi iPod y escuché canciones felices.
Una que está entre mis diez favoritas, "Music sounds better with You".
De hecho, creo que la música suena mucho mejor con lluvia. Y ni hablar si es mientras viajo y no hay sol.
Cuando papá y mamá se fueron, me paré e intenté hacerme un café con la pava eléctrica... FAIL
Supuse que la temperatura adecuada para el mate alcanzaría para mi café pero no lo hizo... así que lo puse a calentar en un fiel tarrito para leche que nunca me falla.
Empezó a llover.
Me invadieron canciones, sentimientos, visiones, olores y emociones de antaño.
De esos días en que escuchabamos "La Carretera" con mi abuela en ese viejo casette. La lluvia suena a esa canción desde entonces.
La ventana de mi antigua pieza, que por mi poca altura, parecía que apuntaba al cielo.
Creo que mis mejores y más vívidos recuerdos son de cuando llueve.
Ahora que lo pienso... la lluvia va a traerme mil y un recuerdos más el día que me abuela Peti se valla de este mundo. Esa canción. Todo lo vivido... mejor no pensar en eso por ahora.
Prendí la computadora para documentar todo lo que pensaba en esos momentos pero decidí mejor ir al porche.
Y mirar la lluvia caer sobre el hermigón. Formar charcos sobre el pozo que papá formó sobre la vereda con su anterior auto. El pozo que hicimos cuando Matu tenía seis años y yo casi once. La casita de palitos y barro...
Muchos recuerdos y muy poco tiempo.
Miraba a la gente pasando abajo del agua y sentí algo de compasión y curiosidad por ellos.
No se porqué.
De repente, llovió más fuerte.
Otro recuerdo. Bastante agridulce.
Recordé cuando me desesperaba por agarrar la cámara y filmar las nubes, los relánpagos y la lluvia para que alguien más, sin mucha suerte, la viera como si estuviera acá.
Suficiente del porche. Vamos a la pc.
Ahora miro la lluvia desde la ventana. No resistí el descargarme la canción mía y de la abuela.
Miro la lluvia desde la ventana con esta canción.
Todo se siente como antes. No quiero que este sentimiento se valla.