Femi nunca fue como lo es ahora. Aunque no estoy seguro de cómo lo sea.
Hace bastante que no la veo.
A veces me pongo en su lugar y la comprendo; lo que vivimos no fue la mejor de las vidas sino un abanico de situaciones de mierda una tras otra.
Fui yo el primero en nacer. El primero en tener conciencia de lo que esaba pasando.
A los dos años, nació Lola.
Los años pasaron felices. Tres, para ser más preciso. Hasta que a mi papá se le ocurrió que sería buena idea ir a explorar las montañas con sus amigos.
A uno de ellos casi lo mata un lobo... casi: mi papá saltó a defenderlo y lo mató a él.
El siempre fue el más aventurero de la pareja. Mi mamá era más bien "casera" y gustaba de cocer y tejer, no tanto cocinar. Papá se encargaba de eso.
Por eso, se dedicaba a tejernos ropa y más ropa. Estabamos abrigados hasta dentro de casa y muchas veces nos enviaron notificaciones del jardín diciendo que por favor no nos abriguen tanto porque parecíamos cebollas.
Un año y medio después, mamá conoció a Arv. Tenía acento noruego. Pelo oscuro, ojos verdes con destellos amarillos. Ojos de gato salvaje dispuesto a dar un zarpazo a su víctima.
Siempre miré primero los ojos de las personas. Es una cualidad heredada de mi mamá. Y Femi la heredó también.
Era un buen tipo, a decir verdad. Mamá tuvo suerte con él. Además de ser buena persona, tenía un buen trabajo y era deportista: le gustaba correr. Su presencia era imponente.
Una de sus cualidades era que no sentía demasiado el frío. Por eso cuando salía a correr, lo hacía en musculosa aunque hagan -15 grados. Tampoco transpiraba y comía toneladas de comida.
Al año, dejó embarazada a mi mamá y tuvo a Eufemia.
Habían hecho una apuesta: si era hombre, mi mamá lo nombraría. Si era mujer, Arv lo haría.
Ganó Arv, por tanto quedó Eufemia.
Siempre me sonó a nombre de enfermedad terminal, así que la llamé Femi desde la cuna. Fui contagiando gradualmente a todos hasta que la llamaron Femi al punto de casi olvidar su verdadero nombre.
Femi nació pálida, de pelo oscuro y ojos verdes. Un calco del padre pero sin pene.
Mamá me contó que no lloró al nacer y creyeron que había nacido muerta.
A decir verdad, sí lo parecía.
Fue el bebé más callado que vi en mi vida. No lloraba ni cuando tenía hambre. Sólo miraba muy fijo a los ojos de la gente.
Y no podía estar cerca de mi mamá. Por alguna razón se inquietaba mucho y Arv tenía que ir a sostenerla.
Desarrolló un "Complejo de Electra" agudo desde el segundo mes de vida y fue creciendo con el correr del tiempo.
Mordía los pezones de mamá cuando ella intentaba amamantarla y fue peor cuando crecieron sus dientes de leche.
Las marcas eran horribles.
A los tres años, se volvió el doble de violenta con mamá; los tirones de pelo eran una constante cada vez que la sostenía.
Cosa que nos sorprendía, porque Arv también tenía pelo largo, pero a él ni siquera le tocaba el pelo.
A sus cinco años, usaba la excusa de "todavía no controla su fuerza" para maltratar a mamá, esta vez incluso sin que ella se le acercara (para este entonces, ya hacía bastante que mamá sabía que no podía acercárcele). La escupía, le gritaba, incluso la despertaba enmedio de la noche rajuñandole las piernas.
Era una tortura.
Y aunque Arv vivió intentando que Femi no la agreda, ella lo siguió haciéndo hasta que mamá decidió irse de casa.
Irse, para nunca volver.
Tarde nos enteramos que no se había ido a vivir a otro lado, sino que su madre nos contó que vivió allí con ella tres días hasta que decidió suicidarse. No podía vivir sabiendo que parte de su sangre vivía para odiarla.
Mamá murió y así lo hizo la histeria de Femi.
Estaba tan tranquila que teníamos miedo de que algo haya implotado en su cerebro y la haya dejado en ese estado.
Era comparable a un autista.
Hasta me animo a decir que un autista estaba más despavilado que ella.
Un pequeño detalle a destacar: Femi no habló hasta los seis años.
Osea, no lo hizo hasta tiempo después de que mamá muriera.
Arv se sentía culpable de todo eso. No sabía cómo contenernos, mientras Femi vivía con la mente en otra dimensión.