jueves, 21 de octubre de 2010

No te das una idea...


...cómo te extraño.

Pero en el buen sentido.

No te extraño como extrañaría a alguien que no quiere verme, o como a alguien que se que nunca voy a ver.

Es más, creo que no lo definiría como extrañarte, sino como ansia. Ganas de verte.

Pero no sólo de verte: estar juntos tirados en algún lado, no importa cuál.

No me importa estar tirada en una pileta de mierda.

Mientras estés vos al lado, es la mejor pileta de mierda del mundo.

Y lo mejor de meternos en una pileta de mierda, es que después nos podemos bañar juntos.


Y después tirarnos en el futón del living, escuchando música, comiendo esos cositos de chocolate que metí en el freezer o el helado que quedó de la última vez, ese de chocolate amargo y mouse de chocolate.

Quisiera que cada minuto que pasamos juntos sea eterno y cada palabra que me digas quede escrita en un libro que sea sólo nuestro.

Siento tantas cosas que ni siquiera se cómo escribirte esto.



Recuerdo tu sonrisa y tu voz y me alcanza para llenarme de felicidad el resto del día.

Miro los árboles desde abajo y veo tus ojos.

Trato de practicar todas las cosas que tengo para decirte, pero es inútil: porque olvido todo cuando te veo.

La sensación de que voy a tenerte y abrazarte reemplaza hasta mis penas más fuertes... y cuando me hacés reir, cuando veo tu sonrisa o tus ojos, siento que ya no existe nada alrededor mío.

Que no tengo pasado ni futuro, sólo este momento. Y desearía, como ya dije, que fuera eterno. Pero cuando empiezo a acostumbrarme, el momento ya pasó y viene el mejor de todos:


Cuando me decís "Te amo" y vuelvo a sentir fluir mi sangre, siento frío, calor, mareos, ganas de saltar, correr, gritar y hacer todo a la vez.


Una palabra tuya me basta para cambiarme el mundo por un día.